Complejos de cementerios.

Recuerdo haber estado en aquella sala. Llena de esqueletos andantes.
Aunque todo eran huesos con algo de piel, se podía distinguir entre ellos si te fijabas.
Bailaban. O eso parecía. Movimientos pausados, lentos, provocando roces. Y ahí estaba ella, destacando como siempre. ¡Sus caderas de habían vuelto de goma!
Cómo no recordar tal escena, si añadimos que cada recuerdo suyo habita en mi corazón y mente.

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