/

Escúchame. Sé que te atraigo, no nos engañemos. Pero no te equivoques. No me importas. No mucho. Más bien nada. Pero me entretienes, de vez en cuando. Es excitante (la situación). Aunque no seas inteligente. Ni trascendente. Pero eres interesante. En un periodo de tiempo corto, claro. A la larga aburres: como la mayoría. Eres mediocre. Pero eres sexy. Pero tampoco pido mucho. Y más si eres para unas horas. Espero demasiado de ti. Así que chico, no me decepciones. 
Mi sueño era simple. Se basaba en el incendio de una plantación de marihuana y lluvia ácida que desintegrase nuestra ropa.

Complejos de cementerios.

Recuerdo haber estado en aquella sala. Llena de esqueletos andantes.
Aunque todo eran huesos con algo de piel, se podía distinguir entre ellos si te fijabas.
Bailaban. O eso parecía. Movimientos pausados, lentos, provocando roces. Y ahí estaba ella, destacando como siempre. ¡Sus caderas de habían vuelto de goma!
Cómo no recordar tal escena, si añadimos que cada recuerdo suyo habita en mi corazón y mente.