V
Me creo sabia sin serlo porque ya sé lo que no podré hacer: me bebí todo ese tiempo y todavía me queda un trago para apagar incendios mientras me retiro sin quejas por la calle mal iluminada de ese barrio alambrado de sueños en el que todos duermen salvo yo; y los perros.
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Escúchame. Sé que te atraigo, no nos engañemos. Pero no te equivoques. No me importas. No mucho. Más bien nada. Pero me entretienes, de vez en cuando. Es excitante (la situación). Aunque no seas inteligente. Ni trascendente. Pero eres interesante. En un periodo de tiempo corto, claro. A la larga aburres: como la mayoría. Eres mediocre. Pero eres sexy. Pero tampoco pido mucho. Y más si eres para unas horas. Espero demasiado de ti. Así que chico, no me decepciones.
Complejos de cementerios.
Recuerdo haber estado en aquella sala. Llena de esqueletos andantes.
Aunque todo eran huesos con algo de piel, se podía distinguir entre ellos si te fijabas.
Bailaban. O eso parecía. Movimientos pausados, lentos, provocando roces. Y ahí estaba ella, destacando como siempre. ¡Sus caderas de habían vuelto de goma!
Cómo no recordar tal escena, si añadimos que cada recuerdo suyo habita en mi corazón y mente.
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